Visit Dr. Upload
Visit Dr. Upload

El cuento (8 va parte)

Vio tipos de queso que no conocía pero que tenían un aspecto fantástico. Los probó y le parecieron deliciosos. Comió de casi todos y se guardó unos trozos en el bolsillo para más tarde y quizá para compartirlos con su amigo Kif. Empezó a recuperar las fuerzas.
Entró en la Central Quesera muy excitado, pero, para su consternación, descubrió que estaba vacía. Allí ya había estado alguien y sólo había dejado unos pedazos pequeños del nuevo queso.
Comprendió que si se hubiera movido antes, con toda probabilidad, habría encontrado allí más cantidad de queso.
Kof decidió volver atrás y averiguar si Kif estaba dispuesto a acompañarlo.
Mientras desandaba el camino, se detuvo y escribió en la pared:
Cuanto antes se olvida el queso viejo,
antes se encuentra el nuevo queso.
Al cabo de un rato, Kof llegó a la Central Quesera Q y encontró allí a Kif. Le ofreció unos pedazos de queso, pero su amigo los rechazó.
Kif le agradeció el gesto, pero dijo:
-No creo que me guste ese nuevo queso. No estoy acostumbrado a él. Yo quiero que me devuelvan mi queso, y no voy a cambiar de actitud hasta que eso ocurra.
Kof sacudió la cabeza, decepcionado, y volvió a salir solo. Mientras regresaba al punto más alejado del laberinto al que había llegado, aunque echaba de menos a su amigo, le gustaba lo que iba descubriendo. Incluso antes de encontrar lo que esperaba que fuese una gran reserva de queso nuevo, si es que llegaba a encontrarla, sabía que no era sólo tener queso lo que le hacía sentirse feliz.
Se sentía feliz porque no lo dominaba el miedo y porque le gustaba lo que estaba haciendo en aquellos momentos.
Al darse cuenta de ello, no se sintió tan débil como cuando estaba sin queso en la Central Quesera Q. El mero hecho de saber que no permitía que el miedo lo paralizase y que había tomado una nueva dirección le daba fuerzas.
En esos instantes supo que encontrar lo que necesitaba era sólo cuestión de tiempo. De hecho, ya había encontrado lo que buscaba.
Sonrió y escribió en la pared:
Es más seguro buscar en el laberinto que quedarse de brazos cruzados sin queso.
Kof advirtió de nuevo, como ya había hecho antes, que lo que nos da miedo nunca es tan malo como imaginamos. El miedo que dejamos crecer en nuestra mente es peor que la situación real.
Había temido tanto no encontrar queso que ni siquiera se había atrevido a buscarlo. Sin embargo, desde que había encontrado queso suficiente para sobrevivir. Y esperaba encontrar más. Mirar hacia delante era excitante.
Su antigua manera de pensar se había visto afectada por temores y preocupaciones. Antes pensaba en la posibilidad de no tener bastante queso o de que no le durase el tiempo necesario. Solía pensar más en lo que podía ir mal que en lo que podía ir bien.
Pero eso había cambiado desde que dejó la Central Quesera Q.
Antes pensaba que el queso no debía moverse nunca de su sitio y que los cambios no eran buenos.
Ahora veía que era natural que se produjeran cambios constantes, tanto si uno los esperaba como si no. Los cambios sólo podían sorprenderte si no los esperabas ni contabas con ellos.
Cuando advirtió que su sistema de creencias había cambiado, hizo una pausa para escribir en la pared:
Las viejas creencias no
conducen al nuevo queso.
Kof todavía no había encontrado nada de queso, pero mientras corría por el laberinto pensó en lo que había aprendido hasta entonces.
Advirtió que las nuevas creencias estimulan conductas nuevas. Se estaba comportando de manera muy distinta que cuando volvía día tras día a la misma Central Quesera vacía.
Supo que, al cambiar de creencias, había cambiado de forma de actuar.
Todo dependía de lo que decidiera creer. Escribió de nuevo en la pared:
Cuando ves que puedes encontrar nuevo
queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria.
Kof supo que, si hubiera aceptado antes el cambio y hubiese salido enseguida de la Central Quesera Q, ahora se encontraría mucho mejor. Se sentiría más fuerte física y mentalmente y habría afrontado mejor el reto de buscar un nuevo queso. En realidad, si hubiera previsto el cambio, en vez de perder el tiempo negando que este se había producido, probablemente ya habría encontrado lo que buscaba.
Hizo acopio de fuerzas y decidió explorar las zonas más desconocidas del laberinto. Encontró pedazos de queso aquí y allá, y recuperó el ánimo y la confianza en sí mismo.
Mientras pensaba en el camino que llevaba recorrido desde que había salido de la Central Quesera Q, se alegró de haber escrito frases en diversos puntos. Esperaba que esas frases le indicaran el camino a Kif si este decidía salir en busca de queso.
Se detuvo y escribió en la pared lo que llevaba tiempo pensando:
Notar enseguida los pequeños cambios ayuda
adaptarse a los cambios más grandes que están por llegar.
En esos momentos, Kof ya se había liberado del pasado y se estaba adaptando al futuro.
Avanzó por el laberinto con más energía y a mayor velocidad. Y al poco, lo que estaba esperando ocurrió.
Cuando ya le parecía que llevaba toda la vida en el laberinto, su viaje (o al menos aquella parte del viaje) terminó rápida y felizmente.
¡Encontró un nuevo queso en la Central Quesera N!
Al entrar, se quedó pasmado por lo que vio. Había las montañas más de queso que hubiera visto jamás. No los reconoció todos, ya que algunos eran totalmente nuevos para él.
Por unos momentos se preguntó si aquello era real o sólo producto de su imaginación, pero entonces vio a Oli y Corri.
Oli le dio la bienvenida con un movimiento de la cabeza, y Corri lo saludó con la pata. Sus abultadas barriguitas indicaban que llevaban allí mucho tiempo.
Kof les devolvió el saludo y enseguida se puso a probar sus quesos favoritos. Se quitó las zapatillas y el chándal y lo dobló cuidadosamente, dejándolo a su lado por si lo necesitaba de nuevo. Cuando hubo comido hasta la saciedad, cogió un pedazo del nuevo queso y lo alzó hacia el cielo en señal de brindis.
-¡Por el cambio!
Mientras saboreaba el nuevo queso, Kof pensó en todo lo que había aprendido.
Se percató de que, mientras había tenido miedo del cambio, se había aferrado a la ilusión de un queso viejo que ya no existía.
¿Qué lo había hecho cambiar? ¿Había sido el miedo a morir de hambre?
«Bueno, eso también ha contribuido», se dijo Kof.
Entonces se echó a reír y se dio cuenta de que había empezado a cambiar cuando había aprendido a reírse de sí mismo y de lo mal que estaba actuando. Advirtió que la manera más rápida de cambiar es reírse de la propia estupidez. Después de hacerlo, uno ya es libre y se puede seguir avanzando.
Supo que había aprendido algo muy útil de Oli y Corri, sus amigos los ratones, sobre el hecho de avanzar. Los ratones llevaban una vida simple. No analizaban en exceso ni complicaban demasiado las cosas. Cuando la situación cambió y el queso se movió de sitio, ellos hicieron lo mismo. Kof prometió no olvidar eso.

(continúa 9na parte)

0 comentarios :

Visit Dr. Upload
Visit Dr. Upload

QUIEN SE HA LLEVADO MI QUESO???

Citas...de Jorge Bucay


"Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes."

"No hay que morir por el otro, sino vivir para disfrutar juntos."

"El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede."

"No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones."

"Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman."

"Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad."